PETER OUSPENSKY
Matemático y filósofo del siglo XX
Presentando a Peter Ouspensky

Cuando Ouspensky conoció a George Gurdjieff y fue introducido en el Cuarto Camino en 1915, se dio cuenta de que la mayor barrera contra el conocimiento era la sabiduría; que uno no podía hallar la verdad sin trabajar esforzada y simultáneamente para llegar a ser la verdad. El conocimiento superior solo podía llegar con preparación suficiente para recibir conocimiento superior. Ouspensky pasó el resto de su vida transformando conocimiento en sabiduría; esforzándose para hacer propios los principios del Cuarto Camino y compartirlos con personas que pensaban de una manera similar. Al hacerlo, se convirtió en un agente de la verdad para su época, llevando la sabiduría de la era previa a la de la Guerra Mundial a los mediados del siglo XX.
La búsqueda de Ouspensky
“Llegué a sentirme insatisfecho con la ciencia,” dice Ouspensky en una nota autobiográfica. Aunque le faltaba dirección, el joven filósofo sentía que había más en la vida que lo que el ojo le mostraba, y que la ciencia, la filosofía, la psicología y la religión perdían de vista el blanco. Se sintió urgido a buscar la verdad. Su intuición le sugería que las edades pasadas habían poseído el conocimiento de esa “verdad” de la que carecía su época actual. Así que leyó y viajó muchísimo en busca de lo milagroso:
Es digno de notarse que el reconocimiento público de su novela y sus conferencias no logran satisfacerlo. En estos estadios tempranos de su vida, Ouspensky ya podía haber conseguido seguidores y establecido una enseñanza, pero su consciencia le impidió liderar a otros por senderos de los que él mismo no se hallaba seguro.
Ouspensky sobre las dimensiones superiores
La idea de las dimensiones lo fascina a Ouspensky; aparentemente es un entusiasmo que ha heredado de su padre. El tiempo y la cuarta dimensión. Que el hombre, al penetrar una dimensión superior, pueda percibir su cuerpo temporal, ser testigo de su pasado, su presente y su futuro, y vivir en consecuencia, le parecen a Ouspensky una visión invalorable que alteraría todo el curso de la propia vida.
Ouspensky también se aventura en los estudios teóricos de las dimensiones superiores a la cuarta y, en particular, del eterno regreso, una dimensión en que la vida actual se ha vivido previamente una cantidad infinita de veces. Estas es la bases de su novela “La extraña vida de Iván Osokin.”
Ouspensky insatisfecho
Pese a sus aventuras intelectuales –y a que ‘Tertium Organum’ haya alcanzado la categoría de bestseller– Ouspensky aún se siente privado de la realidad de las dimensiones de las que tan fuertemente sospecha. Aun siendo un autor muy vendido, sin embargo sigue insatisfecho con el reconocimiento y continúa en busca de la verdad, lo cual llegaría a ser su sello en sus años posteriores.
Ouspensky confesaría más tarde que el impulso más fuerte hacia el conocimiento de sí y el recuerdo de sí había sido la insatisfacción con su estado presente; que nada podía impulsar más al progreso a lo largo del sendero de la evolución interior que la aversión al sueño.
“Pero había muchos otros elementos en ello también: el miedo de tomar el camino equivocado, el miedo de cometer un error irrecuperable, el miedo de perder algunas posibilidades. Todo esto me dejó más adelante, cuando, de un lado, comencé a ganar confianza en mí mismo, y, de otro lado, a tener más fe práctica en el sistema.”
Ouspensky conoce a Gurdjieff
A principios de la década de 1900, Ouspensky se aventura al Medio y Lejano Oriente en busca de huellas del conocimiento perdido. Regresa a Rusia y da conferencias sobre su búsqueda de lo milagroso. Estas presentaciones atraen a significativos seguidores de mentalidad similar. En una de ellas, se le acercan dos asistentes, que le recomiendan conocer a un místico extranjero de visita en Rusia en ese momento.
En 1915, Ouspensky conoce a George Gurdjieff y de inmediato reconoce que Gurdjieff posee el conocimiento que había estado buscando por todo el mundo. Se convierte en discípulo de Gurdjieff por diez años y aprende de él los principios del Cuarto Camino. La enseñanza ocurre con el telón de fondo del decadente orden social ruso y se complementa con él, de algún modo. El “Trabajo”, como Gurdjieff lo llama, solo puede ocurrir bajo presión, cuando nada puede darse por sentado y los estudiantes son puestos bajo las pruebas más básicas de valoración de lo espiritual por sobre lo físico.
Los eventos de la época fuerzan tanto a Gurdjieff como a Ouspensky a reubicarse. Mientras tanto, la presentación de Gurdjieff también evoluciona y toma una dirección diferente, lo cual impulsa a Ouspensky a dejarlo y continuar por cuenta propia. Ouspensky se establece en Londres en 1930 y comienza a enseñar el Cuarto Camino, como así también a escribir literatura sobre el Sistema aprendido de Gurdjieff.
Ouspensky muere en Lyne Place, Inglaterra, el 2 de octubre de 1947.
Ouspensky: Agente del Cuarto Camino
Por la misma razón, Ouspensky vacilaba en publicar sus obras y adosar su nombre a algo mucho mayor que él mismo. Y, de hecho, los libros que presentan su expresión del Cuarto Camino se publicaron en su mayoría póstumamente. Más aún, en el prólogo al libro de Ouspensky El Cuarto Camino, reconoce que el Sistema no le pertenece.
“Quiero en particular imprimir en sus mentes que las ideas y los principios más importantes del sistema no me pertenecen. Esto es lo que mayormente los hace tan valiosos, porque si me pertenecieran, serían como todas las otras teorías inventadas por las mentes ordinarias: darían solo una vista subjetiva de las cosas…”
El legado de Ouspensky
Ouspensky esperaba que, de poder producir suficiente “perturbación” –recabar un número suficiente de personas realmente sinceras y adecuadamente “preparadas”– podría llamar la atención de “alguien” que viniera a ayudar. No fue claro acerca de la naturaleza de esta ayuda y probablemente él mismo no sabía qué podía significar.
Con todo, percibía una inmensa responsabilidad en su rol, y el resto de su vida la dedicó a colmar íntegra y completamente esta responsabilidad.
Pero al final, en parte debido a la segunda guerra mundial, tuvo que admitir que todo su trabajo parecía haber fracasado en dar los resultados que había esperado. Gurdjieff, también, desmanteló su Instituto, y los dos agentes del Cuarto Camino alcanzaron el fin de sus vidas habiéndose quedado cortos en los objetivos externos que habían buscado cumplir. Ouspensky asumió total responsabilidad por sus estudiantes. Los reunió y les dijo que eran absolutamente libres de dar curso a su búsqueda de cualquier manera y en cualquier dirección que les pareciera la mejor.
Exteriormente, esto fue, de alguna manera, una confesión de fracaso completo, pero interiormente, al final, le otorgó la victoria suprema y, aunque devolviera la libertad a todos los que lo habían seguido, nunca sofocó su esperanza, sino que indicó a aquellos con una fe real en él que esta misma restauración de la libertad era en sí misma la apertura de una nueva puerta.